Cuando estamos delante de un escaparate de bebidas, ¿qué nos atrae? ¿Qué nos hace elegir uno u otro producto? Emmanuel Lorenzo, Director General de Studio Glass, tiene muy clara la respuesta:
«La botella juega un papel fundamental. “El contenido de una botella aún no lo conoces, puede que un amigo te haya recomendado un vino o un licor diciéndote que es muy bueno, pero no sabes más hasta que lo pruebas. Lo que te atrae no es el contenido de la botella si no lo que está fuera, lo que te transmite su imagen y su packaging es un factor muy relevante a la hora de comprar”.
Él lleva más de 20 años de experiencia en el arte de destacar las botellas de sus clientes por encima del resto, aplicando las técnicas de serigrafía y pintado sobre vidrio – entre otras-, un nicho de mercado formado por una proporción exclusiva de todas las botellas que se comercializan. Es decir, las botellas que Studio Glass decora son muy especiales y destacan en la exposición de productos en tienda.
Vuelta a los orígenes: se impone la tendencia retro y vintage
Seguro que todos nosotros tenemos en la memoria esa botella de refresco que tomábamos durante los largos veranos cuando éramos unos niños. Podríamos identificarla sin ningún tipo de distintivo o etiqueta en el envase y siempre la reconoceremos y ya la identificamos como un objeto cotidiano dentro en nuestros recuerdos.
Este estilo de botellas que ya estaban descatalogadas y pertenecían al pasado, se vuelven a ver en los escaparates y estanterías. Hoy forman parte de lo que denominamos retro o vintage. Lo retro nos lleva a una época en que las cosas se realizaban de una manera más analógica, artesanal, exclusiva y cuidando los detalles, en contraposición a la idea de producción en serie que rige nuestro siglo XXI. “
La tendencia es rescatar el concepto original del producto, ir a las raíces” comentaba Emmanuel mientras tiene en sus manos un botellín de cerveza de la marca Ambar que forma parte de una serie especial.
La botella va con cierre mecánico y recuerda a las botellas reutilizables de cerveza habituales a principios del siglo XX.A su lado, tenemos a la cerveza Sputnik, haciendo una clara referencia a los tiempos en que la URSS buscaba conquistar el espacio con satélites y astronautas, y los ciudadanos lo veían a través de los televisores en blanco y negro.De la misma época podría ser la botella medicinal que contiene la Ginebra Growler de Black Lab.
Este envase bien lo podríamos encontrar detrás del mostrador de una farmacia, apelando a un carácter medicinal que tenía la bebida en sus orígenes antes de que el gin&tonic se convirtiese en un sinónimo de afterwork.Otra forma de volver al origen es la que optó la ginebra Green Mixology, esta vez no solo con el diseño del envase sino también creando una ginebra Eco Friendly. Este espíritu se traduce en una botella hecha con gres esmaltado, donde la serigrafía y la pintura recubren la botella con unas letras blancas.
La tipografía orgánica sobre un fondo de color negro mate da la imagen que el cliente busca, una ginebra artesana, un producto bueno, sencillo y honesto como lo rural, frente a la imagen sofisticada que presenta gran parte de las ginebras.En definitiva, la tendencia es vestir los productos con un toque de nostalgia retro, algunos apelando al carácter añejo del producto o rescatando la idea original.
Otros productos con un diseño actual y destacado
Inspirada en los piratas que surcaban los mares de las indias orientales en el siglo XVIII, esta botella bien podría ser parte del botín de uno de estos barcos que nunca regresó a buen puerto. Para el Plata de Palo se ha recuperado una botella tradicional de Oporto de la época, y se optó por una serigrafía y pintado muy poco común para embotellar vino.
“La serigrafía permite no enmarcarse. Si el envase es cilíndrico, podemos decorar a 360 grados, sin el típico marco obligatorio en el clásico etiqueta contra etiqueta. Salir del formato del etiquetado tradicional permite libertad y crear diseños más complejos y espectaculares o aquellos más minimalistas y sobrios.»