Con motivo del 250 aniversario de la fundación de la fábrica de Baccarat, población francesa cuya producción de cristalería de lujo es de prestigio, el Petit Palais ha realizado una exposición con más de trescientas piezas históricas de la famosa fábrica que se ha completado préstamos prestigiosos Musée d’Orsay, el Louvre, las artes decorativas, la Ciudad de la Cerámica, Artes y Oficios, Castel Compiègne y museos de Nancy.
La exposición se centró en las creaciones que la fábrica Baccarat presentó a las principales exposiciones en París, de 1823 a 1937. Junto a muchos dibujos y documentos inéditos, la exposición traza la génesis de exposiciones, para revelar sus fuentes de inspiración y de reintegrarlos en el sabor de una época.
El cristal de Baccarat se conviertió en un lujo desde finales del XIX. La corte imperial rusa cayó rendida ante los brillos del mejor cristal del mundo y príncipes y grandes duques, arrastrados por los gustos de sus emperadores, encargaban para sus palacios los productos más increíbles.
Adquirir o poseer un Baccarat, es sinónimo de lujo y elegancia. Estas maravillas esculpidas o talladas en cristal son, desde hace más de dos siglos, verdaderas joyas. En los últimos años han diseñado los envases para los perfumes más caros del mundo, las copas y las botellas de vino y espirituosos como verdaderas obras de arte y del diseño que se convierten en objetos para coleccionistas.
El año 2014, Baccarat ha inaugurado su primer flagship store en Nueva York, en el número 635 de Madison Avenue, un lujosísimo espacio de doscientos sesenta metros cuadrados dividido en secciones especializadas en cada uno de los sectores de la firma: joyas, lámparas, objetos decorativos… diseñado por el arquitecto neoyorquino de origen cubano, Rafael de Cárdenas. Por si no fuera suficiente, inauguraron su primer hotel en Nueva York, ya que Baccarat también ha diversificado sus intereses con la creación de una división de hoteles y apartamentos de lujo y ha inaugurado su primer hotel en la “gran manzana”.
La cultura del vidrio
Durante mucho tiempo el vidrio ha sido un artículo de lujo, sólo al alcance de ricos y poderosos. El descubrimiento del vidrio fue, como los mejor de la cultura y el arte, por casualidad. Hace más de tres mil años, en Mesopotamia, sus habitantes se calentaban con una mezcla de arena silícea, sosa y caliza. Los griegos utilizaron esta mezcla y los fenicios le dieron el impulso definitivo con la invención de la técnica del soplado y la caña de vidriero, inundando el área mediterránea con sus productos. A partir de aquí, la cultura del vidrio ha servido para modificar las sociedades.